TERCER ANIVERSARIO DE LA JUNTA BENEFICA DEL
BARRIO TORRELLAS
RECORDANDO A UN BENEFACTOR DE ESTA
BARRIADA
No es para menos, sino para sentirse uno lleno
de regocijo, la celebración del tercer aniversario de la Junta Benéfica del
Barrio Torrellas. Se celebró un acontecimiento en apariencia sencillo, pero
henchido de trascendencia. Porque sólo los pueblos responsables de la suerte de
sus destinos, son capaces de crear obra de beneficio común. Son capaces de
entender la solidaridad humana en esta forma de colaboración social. Son
capaces de entender los postulados cristianos sin levaduras de egoísmo, dándose
los unos a los otros.
Esto, en síntesis, es la Institución Benéfica
cuyo tercer aniversario ha sido objeto de celebraciones iniciadas por sus
animosos dirigentes. La labor cumplida hasta la fecha por esta Sociedad, es de
gran trascendencia para el beneficio público. Son muchos, casi diarios, los
casos en que la caja tesonera de esta Institución se abre para dar salida a
algún auxilio para ios necesitados de recursos, que en otra forma perecerían
desamparados. Es cuantioso el auxilio que ios enfermos miserables reciben en
sus lechos sin providencia. Y en casos de muerte, centenares de personas
dejadas de la mano de la fortuna descienden al fondo de la tierra acogedora
cobijados por la protección de esta obra que honra al Pueblo caroreño, no
permitiendo que sus hijos hagan el último viaje en condiciones de abandono,
como si no hubiera entre los hombres corazones condolidos por los que ya no tienen
existencia.
Esta obra, aunque con proyecciones para
toda la ciudad, contrae especialmente su atención a este Barrio denominado con
el nombre de i n esclarecido varón venezolano, de quien nos vamos a permitir
hablar por algunos instantes. Torrellas Urquiola le dio el nombre a esta
porción de Carora, y a fe que con sobra de justicia. Fue él un hombre ejemplar,
y su conducta puede servir de paradigma a los hombres de Gobierno venezolano de
todos los tiempos. Podría decirse que Torrellas Urquiola fue gomecista. Pero
distingamos: Torrellas Urquiola estuvo con Gómez.
Fue un conspicuo teniente de Gómez. Pero
Torrellas Urquiola no fue gomecista. El gomecismo de cuando Gómez, y después de
Gómez, se caracteriza por prácticas de autoritarismo gubernamental, por la
violencia contra los ciudadanos, por el despojo de los fondos públicos y por
una serie de actos lindantes con los procedimientos de las hordas desenfrenadas
sin ninguna clase de respeto para los fueros de dignidad humana ni a la
majestad de la conciencia. Torrellas Urquiola, siendo servidor de Gómez, se
distinguió por su conducta de magistrado íntegro, por su sencillez republicana
tratando a sus gobernados con trato legal, por su esclarecida pulcritud en el manejo del Tesoro, y sobre
todo, por su desvelo por el progreso en un tiempo en que esta palabra sólo era
materia para consultar en el léxico.
Los caroreños especialmente en Lara,
tenemos una deuda de gratitud con Torrellas Urquiola, que sólo podríamos pagar
con el recuerdo constante. Su nombre en este barrio cumple ese sagrado objeto.
Cuando el año 16 de este siglo Carora se
vio bajo las aguas del Morere, Torrellas era Presidente en Lara, se preocupó
tanto de nuestra suerte, que envió de inmediato un ingeniero para que estudiara
nuestro caso. Para esa época el Presupuesto del Estado era en extremo pobre.
Sería cosa de extraordinario sacrificio defender a Carora en aquellas
circunstancias. Pero Torrellas estaba dispuesto al sacrificio. Se cuenta que
alguien le advirtió entonces la dificultad de la empresa que pensaba acometer.
Pero que ante esa objeción indiscreta, Torrellas se empinó en su nobleza y
pronunció esta frase: “Pediremos limosna si la salvación lo necesita”. Estando
en esta labor, como en la otra de la carretera que desde entonces nos hubiera
acercado a Barquisimeto, le sonó a Diógenes Torrellas Urquiola su última hora
terrestre, que fue también para Carora una hora fúnebre de la suerte.
De las gestiones de Torrellas Urquiola en
favor de nuestra ciudad, quedó ese Barrio que se empezó a fundar entonces con
las dádivas monetarias que recibieron los damnificados. Quedó planteada la
necesidad de salvar a Carora de las acechanzas del río que gobiernos posteriores
han ofrecido sin éxito, y quedó el ejemplo de una actividad y de una pulcritud
administrativa tan decididas, con los cuales se podría formar un capítulo para
el libro que Venezuela necesita escribir para sus gobernantes que, como
Torrellas Urquiola, harían un texto de moralidad política.
Los habitantes del barrio Torrellas y los
fundadores de la Junta
Benéfica deben conservar esa Institución y propugnar a que
ella no sólo perdure, sino que dé sólidos pasos en el camino del progreso.
Sin firma.
Cantaclaro.
Carora, 4 de agosto de 1940. pp. 1 y 2
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