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Torrellas BBC 1945. al centro Pánfila Pernalete Madrina |
Leña
Verde y Mala Fama
Orlando Álvarez Crespo
En el año de
1.943 se celebró un campeonato de béisbol en el cual participaron los equipos
Buenos Aires, Cardenales, Chóferes y Torrellas. Este fue el primero en ser
eliminado. Siguió un largo receso de dos
años sin béisbol. Los peloteros del
Torrellas, en su mayoría albañiles y alfareros,
se reúnen en la capilla abandonada que estaba en la calle Monagas
esquina con Avenida El Cementerio. Allí se decidió participar nuevamente en el
próximo campeonato próxima a comenzar.
Entre los jugadores del equipo Torrellas estaba Alejandro (La
Beragacha ) Piña que tenía un camión para el transporte de
material de alfarería. Con él viajaba
casi a diario entre Alemán y La
Alfarería de Carora, propiedad de Don Chumaría
Gutiérrez. Piña era un pelotero muy
enamorado de su deporte. Un día del año
45, antes de iniciarse el campeonato Alejandro le pintó en el parachoques del
camión “Vuelve la
Leña Verde ”. Para aquel entonces el recién fundado equipo Torrellas que aún no tenía
todos los “adornos” propios de cualquier equipo, le echó mano a ese slogan que
en un primer momento no tenía tal pretensión.
De esa manera
casi inocua Alejandro Piña se convirtió en el creador de un lema de un equipo
beisbolístico que hoy por es toda una leyenda.
El barrio Torrellas es el primer barrio moderno de Carora. Nació cuando
el país comenzaba a entrar en la modernidad que trajo la unificación del país y
la explotación petrolera. Con la
presencia de los norteamericanos en los
campos petroleros llegó el béisbol. De
allí la asimilaron los jóvenes del Torrellas que iban a trabajar en los campos
petroleros. Aquí en Carora lo practicaron y lo difundieron. El béisbol llegaría
a sembrarse en el corazón de los torrelleros que hoy en día palpita y se
estremece con aquellas palabras que un
hacedor de adobe pintara en el
parachoques de su camión: “Vuelve la Leña Verde ”. Alejandro Piña es hoy de los más
connotados fanáticos del equipo que fundo junto a Antonio Álvarez (El Cabolipe), Ricardo Cordero, Rafael (Requena) Crespo, Andrés Padilla, Ramón Crespo,
Clímaco Ramos, Jesús El Chure,
entre otros.
Eran éstos
jóvenes en su mayoría dedicados a la albañilería o la alfarería. En el Torrellas el béisbol es una pasión familiar
porque rememora la juventud de los abuelos fundadores de las estirpes a quienes
siempre se les recuerdo con cariño y con nostalgia. Recordar a Requena, a Cesarito, al Cabolipe, a Mikey Camacho o a Andrés
Padilla es hablar del béisbol, del
Torrellas BBC al cual todos le profesamos simpatía y respeto.
Ahora; en el
barrio Torrellas hay dos elementos al cual erróneamente se la han
atribuido aspectos negativos.
Hay una esquina,
la intersección de la Avenida Torrellas
con la calle José Herrera Oropeza llamada La Barranca de la Muerte.
Desde luego ese nombrecito es bastante elocuente y es
de temer. No puede haber alguna toponimia más pavosa y ahuyentadora que
esta. Pareciera que los muertos allí han
caído por docenas. Nada de eso; pues el
nombre proviene de los años cincuenta cuando solo había crímenes políticos en
el país.
Era el país de un código penal positivista que o daba lugar a los
criminales seriales ni a los azotes de barrio.
Resulta que para la época allí se estableció un bar cuya puerta de
entrada y salida era muy peligrosa en virtud de la altura respecto a la calle
que era de tierra y cada vez más las lluvias la hacían profunda. Todavía puede a preciarse lo alto de la
acera. Al parecer hace mucho tiempo
cierta vez un borracho cayó al salir con muy lamentables consecuencias. Desde
entonces la esquina fue bautizada con este nombre pavoroso. Ahora, las nuevas
generaciones que le dan nuevos nombres a cosas viejas la llaman la esquina de
los Perozo.
También erróneamente se suele asociar la fama de “Zona Roja” del barrio Torrellas
con altos índices de criminalidad o inseguridad. Cierto es que el barrio
fue zona
roja y actualmente la barriada ya no es el barrio
tranquilo y seguro de tiempos pasados.
Lo de Zona Roja le viene
al Torrellas por el hecho de que para los años cuarenta ya habían muchas
personas, hombres y mujeres, militando e inscritas en el Partido Comunista de
Venezuela (PCV) cuyo color
identificativo internacionalmente ha sido el color rojo. Los Torrelleros, como muchos venezolanos del
interior, fueron al vecino estado Zulia
en busca me mejores condiciones de vida.
Allí, en los campos petroleros (donde eran bien recibidos por su creciente
fama de buenos trabajadores acuáticos)
entraron en contacto con las ideas sindicalistas y las ideologías
revolucionarias. Pronto serían absorbidos por el PCV. Mientras que en el resto de la conservadora
Carora se podían encontrar lopecistas, medinistas, perejimenistas, adecos,
copeyanos sin que hubiera conocidos comunistas; en el barrio Torrellas había
familias enteras entregadas a la causa comunista. Fueron os sectores conservadores, religiosos
y políticos, quienes de alguna manera despectiva bautizaron a esa barriada con
el sobre nombre de Zona Roja.
Esta es otra fama que nada tiene ver
criminalidad e inseguridad. Es
una fama nacida en los años cuarenta cuando aún no se conocían los azotes de
barrio ni los sicarios. En los años perdidos en que se podían dormir en la
calle sin poner en peligro ni la vida ni la cartera.
Cierto es que varios líderes comunistas de la oposición a la dictadura perejimenista y más tarde a los
dos primeros gobiernos adecos estuvieron “enconchados” en ese sector. Incluso para los años sesenta y setenta hubo
alguna tenue presencia de elementos subversivos que hoy se recuerdan con
nostalgia.
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ResponderEliminarEstimados amigos, quiero expresar mi agradecimiento por la iniciativa de publicar este artículo referente al barrio Torrellas. pero quiero decirle que soy eterno agradecido del lugar que me vio nacer, soy RAMON DE JESUS ALVAREZ FRANCO, hijo de CHUS ALVAREZ CABOLIPE, quien también formo parte de este equipo del Torrellas y además testigo presencial de la colocación del nombre de la esquina de mi casa llamada BARRANCA DE LA MUERTE. Por lo que con suficientes argumentos expreso la necesidad de corregir ese pasaje que indican que se le coloco el nombre porque los borrachos que salían de un bar se habían caído allí, cosa que es falso en su estructura. Es necesario denotar que esa casa además de casa de familia fue en sus inicios un lugar de encuentro de los muchachos del sector que en un gran terreno que tenía la casa jugaban pelota de goma. Dicho terreno era de Felipe Álvarez, mi abuelo que luego le vendió a mi papa y allí se acostumbraba este tipo de diversión deportiva. Luego formo parte de nuestra vivienda hasta que nuestro padre construyo otra a mitad de la cuadra donde posteriormente nos residenciamos y finalmente nos mudamos al roble. Pero con esto quiero resaltar que en los años 60 aproximadamente mi padre decidió convertir esa casa ubicada en esa esquina en un club familiar y deportivo, lo llamo OLIMPICO, con mesas de billar bolas criollas y presentación de artistas entre otras cosas. Pero el nombre de barranca de la muerte no fue porque salían los borrachos de allí y se desprendían en esa acera, fue colocado mucho antes de que funcionara el club allí mucho antes se produjeron accidentes con los niños que salían o iban a las escuelas, debido a que la acera era muy resbaladiza y niños e inclusive adultos habían caído. Lo del resbaladizo y más cuando llovía, era que por la fricción de los zapatos y el piso pulido el espacio y se convirtió en una verdadera guillotina. ahora la noticia se propaga por que el dueño de la casa autor material inclusive de la famosa trampa,(acera liza, con 25º de inclinación y con una altura que sobrepasaba los dos metros) era el mismo Cabolipe o Manolipe, Felipe Álvarez, quien en una de sus notables experiencias etílicas tuvo un aparatoso accidente en esa misma acera, donde los curiosos, ( jóvenes que siempre se aglutinaban en la esquina del frente la de los peroso), se vieron en la obligación de asistirlo y ayudarlo a llevarlo al hospital, situación esta que trajo como consecuencia grave daños sobre su humanidad y meses de convalecencia. Ese mismo día fue bautizada la esquina como la barranca de la muerte. Mi padre viendo la situación decidió solventar un poco la estructura de la acera quitando la inclinación y colocándola escalonada. Además de quitarle el brillo y la inclinación a la misma sin embargo y a pesar del trabajo todavía por la altura a nivel de la esquina quedo muy alta. Años después se fundó allí el club social y deportivo olimpico. gracias hermanos. alli les dejo eso. . . Abg. RAMON LALO ALVAREZ.
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