Mandatarios
nacionales en el Torrellas.
Orlando Álvarez Crespo.
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Miembros de la Junta Directiva de la Benefica, años 40 |
El
General Isaías Medina Angarita
(1897-1953) sucedió en la Presidencia de la República al General Ezequiel López
Contreras ¡. Le correspondió “administrar” la transición democrática en
Venezuela. Como Presidente de la República históricamente tiene un saldo
positivo en este país de tan nefastos gobernantes. Fue en primer término un
gran civilista a pesar de su condición castrense y andino. Llegó a ser muy
querido por todos los sectores de la población venezolana. Durante su Gobierno
se hizo acompañar de los hombres más
preclaros del país (entre ellos el Dr. Pastor Oropeza) con los cuales pudo llevar adelante importantes obras para
la modernización de la Nación.
Medina Angarita visitó nuestra ciudad el 25 de julio de 1943 en ocasión
de inaugurar el Dique que protege a la
ciudad de las eventuales arremetidas y bravuconadas de “ese hijo de miel de
perezoso curso”. Llego acompañado del Presidente del estado Lara, el general
León Jurado Rovero (1874- 1959), (que ordenó construir las aceras en el centro
de la ciudad); del merideño Esteban Chalbaud Cardona (hijo), jefe de la Casa
Militar y de un muy pequeño grupo de personas más. Una de nuestras fuentes
sostiene que en esa ocasión el vehículo donde viajaba el Presidente sufrió un
accidente y sería auxiliado por Néstor Álvarez
quien se llevó tremenda sorpresa al constatar el Presidente de la República siendo un
militar viaja prácticamente sin
escoltas.
Que antiguamente un Presidente de la
República visitara a Carora y llegara al
Club Torres es algo “normal”, pues allí están las “fuerzas vivas” de la ciudad
y no da espacio para aspavientos; pero
que visite al barrio Torrellas, “el barrio de los adoberos”, ya es otra vaina.
El Presidente Medina Angarita, en la fecha referida, estuvo departiendo en una
casona del barrio donde cuatro años más tarde será el Club Social y Deportivo Picatierra por Pastor Piña. Y hasta se
tomó un par de cervezas y se comportó como cualquier ciudadano de a pie y que
se confundía entre los presentes recordaran tiempo despues más antiguos del
barrio. Para aquel día la aristocracia del barrio debió haber lavado,
almidonado y planchado muy bien sus más elegantes perchas. Los torrelleros
principales agradecieron al Presidente de la República y al Presidente del
Estado la construcción del Dique en virtud de ser una obra muy sentida por Carora
y particularmente por el Torrellas; sector éste que hacía escasos seis años
había sufrido los embates de un tormentosa inundación que causó
la mudanza hacia el sector El Transandino, dando origen después al
Barrio Obrero Libertador y su recuerdo aún estaba muy fresco.
Otro Presidente; el segundo en visitar al hoy “centenario” barrio, en la pasada centuria, fue Rómulo Betancourt
(1908 – 1981). Ya antes, en 1946, cuando presidió la Junta Revolucionaria de
Gobierno que derrocó a Medina Angarita, estuvo en Carora inspeccionando la
construcción del edificio de la “Concentración Escolar” la cual había sido iniciada por el Gobierno
anterior y que luego será rebautizada con el nombre de Grupo Escolar Dr. Ramón Pompilio Oropeza. Pero en esta
ocasión no visitará al polémico y
contradictorio barrio ni tampoco lo hará en sus tiempos de perseguido político
de la Dictadura perejimenista aunque sí estuvo en Carora y sus alrededores
enconchado en varias oportunidades. Una de éstas, a mediados de 1953, traído a
la ciudad disfrazado de cura por el Dr. Ambrosio Oropeza, su amigo personal, debió ser reubicado en un lugar más discreto
en virtud de una amenaza de delación que les hiciera Don Augusto Álvarez por
comunista. Otra vez estuvo “enconchado” en una granjita. La Potrera, de
Rafelito Montes en las inmediaciones de Gordillo.
En las primeras elecciones presidenciales
que siguieron a la caída del régimen dictatorial de marcos Pérez Jiménez,
resultó triunfador Rómulo Betancourt. Toma posesión del cargo el 13 de febrero de 1959 y el 29 de
junio del mismo año viene a nuestra ciudad en ocasión de la Clausura de la VI
Feria Agropecuaria de Carora. En el Parque Ferial estará rodeado de quienes
apenas seis años atrás lo habían rechazado por “comunista”. Dicen algunos
viejos que en aquella oportunidad Betancourt
rememorando dijo “como cambian los tiempos…” y un prominente ganadero caroreño,
godo y copeyano, le corrigió sarcásticamente “No. Presidente el que ha cambiado
es Usted…” ¡Que dirían los Ferrer y los Chávez…¡
En horas de la cálida mañana Betancourt
visita el Torrellas. Para entonces coincidían las Ferias Agropecuarias con las
Fiestas Patronales casi confundiéndose. La Democracia puntofijista se estrenaba
y había que lanzarle atenciones, deferencias y halagos a los sectores
populares… En el Torrellas se montó una tarima frente al Bar de Requena Crespo,
en la calle Ramón Pompilio Oropeza. Desde allí hablo el Presidente y “disfrutó”
de la primera jornada de los toros coleados dedicados a su persona. En aquella
ocasión “el Padre de la Democracia” venezolana dijo: “Nosotros estamos haciendo una política de
entendimiento nacional. No enfrentamos unas clases con otras…” Era la época en
que Betancourt aún debía “demostrarle” a la Burguesía nacional y a Tío Sam, que
no era comunista. Es de imaginarse el arrecheron que debió agarrar el camarada
más fanático de Carora, Carlos Ferrer (Q.E:P.D), al enterarse de la presencia y
al oír vidriosa voz del “Cara e Sapo”.
Por si acaso un atentado contra el
Presidente Betancourt allí estaban dos caroreños vigorosos y “armados hasta los
dientes”: el Cuchare Chávez, escolta del Gobernador de Lara, Eligio Anzola
Anzola; y Marcos Alvarez El Chirre,
torrellero, a la sazón sargento de la Escolta Presidencial. Esta vez, a diferencia de la llegada de Medina
Angarita, si hubo un despliegue militar
en el barrio… Los tiempos habían cambiado. El Presidente se fue “pa que los
ricos”, pero en el Torrellas siguió la
fiesta… Se habían programado una
jornada de Toros Coleados la cual estuvo
bajo la responsabilidad de Don Nicolás Barrios. Se instalaron los
carruseles en la calle Ramón Pompilio Oropeza entre la Calvario y Las
Brisas. Recuerda uno de los primeros
niños de la calle de Carora (hoy sexagenario) que en aquel entonces cuando él recogía botellas, una cerveza pequeña
costaba Real y Cuartillo, esto es, Bs. 0,62
y una Media Jarra (que no se calentaba) costaba Un bolívar con medio.
En la fiesta que siguió a aquella histórica visita se recuerda que
perdió su mano derecha, mientras manipulaba un traicionero mortero, el famoso carpintero Pedro Pinto a quien los caroreños comenzaron a llamar “El
Mocho Pinto”. También salvó la vida
milagrosamente Víctor Madrid, el popular “Cobre
Dulce” cuando un atormentado toro lo embistió.
A finales de octubre de 1963, en plena
campaña electoral, el Dr. Rafael Caldera, candidato de COPEI, recorre las
calles del Torrellas y en esa
oportunidad visitó la casa de Luis La
Chuenca Crespo. Casi diez años después, el 23 de junio de 1973, el Presidente Rafael
Caldera estuvo almorzando en casa de las Barrios donde degustó la sazón de la
tradición culinaria caroreña en su más
genuina fuente.
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